Recientemente estuve reunido con un equipo de informática, y durante la conversación me quedó claro que hay un tema que merece ser abordado. Mientras discutíamos algunos problemas recurrentes, me di cuenta de que, aunque la seguridad es fundamental, a menudo se utiliza como excusa para bloquear funcionalidades que podrían mejorar nuestra eficiencia. Esta charla me inspiró a escribir este post, reflexionando sobre cómo estas restricciones pueden afectar a toda la organización.
Pérdida de Productividad: Uno de los impactos más evidentes es la frustración y la pérdida de productividad. Cuando se bloquean herramientas o funciones necesarias, los empleados se ven obligados a buscar alternativas menos eficientes, lo que, irónicamente, puede comprometer la seguridad.
Innovación Frenada: Las restricciones también limitan nuestra capacidad de innovar. Sin la libertad para probar nuevas herramientas o métodos, la tecnología empieza a verse más como una barrera que como un facilitador del cambio.
Desconexión entre Departamentos: Algo que noté en la reunión es la desconexión que a veces existe entre TI y otros departamentos. Cuando se prioriza la seguridad por encima de todo, sin considerar las necesidades operativas, TI puede ser percibido como un obstáculo constante.
Uso de la Seguridad como Excusa: Un punto que no puedo dejar de mencionar es que, en ocasiones, algunos problemas de seguridad se usan como un escudo para evitar corregir errores internos. Esta actitud defensiva no solo incrementa la frustración, sino que también impide resolver ineficiencias que podrían mejorar significativamente el rendimiento del equipo.
Costo Oculto: Las limitaciones impuestas por TI pueden llevar a costos ocultos, ya sea en tiempo perdido, oportunidades no aprovechadas o empleados que recurren a soluciones no autorizadas (shadow IT), lo que en última instancia puede generar mayores riesgos.
Conclusión: Después de la reunión, me quedó claro que necesitamos un equilibrio. La seguridad es crucial, pero no debe ser un freno para el progreso. Es importante que trabajemos juntos para encontrar soluciones que protejan la infraestructura mientras permiten que la organización funcione de manera óptima. Y, sobre todo, que abordemos nuestros propios errores con transparencia, en lugar de escondernos tras la seguridad como excusa.